La Comisión de Alcohol y Juego de Ontario (AGCO, por sus siglas en inglés) reorganiza la normativa que prohibiría la aparición de atletas o famosos en los anuncios de las apuestas en línea.

Esta propuesta de re-regulación prohibiría usar tanto a famosos y atletas, como el uso comercial de dibujos animados, símbolos, modelos, influencers en redes. En resumidas cuentas, cualquier artista que podría esperar cualquier influencia razonable o atractivo sobre los menores.

Antes de su posible aplicación, la prohibición se someterá a debates de compromiso con diversas partes interesadas, a las que se escuchará hasta el 8 de mayo de 2023 antes de anunciar una decisión. En caso de que la prohibición se implemente en la legislación, la AGCO confirmó que concederá a los operadores y proveedores afectados un plazo de 3 meses para adherirse a la normativa.

Este enfoque normativo se ha venido manifestando últimamente en varios países, con casos significativos como la prohibición acordada de apostar por los patrocinadores de camisetas en la Premier League inglesa, que ha sido el núcleo de discusión de la Premier League escocesa (SPL), la liga nacional de rugby australiana (NRL), así como el Consejo Internacional de Cricket (ICC).

Todos ellos han tenido posturas que varían en términos de partidismo en lo que respecta a tales prácticas publicitarias, así como en la fuerza de la acción reguladora. Lo cierto es que la propuesta de AGCO ha subrayado otro aspecto de los problemas de regulación del juego y las apuestas deportivas. En los últimos años, se ha hecho mucho hincapié tanto en defender a los usuarios frente a los riesgos socioeconómicos de la ludopatía como en el miedo internacional al blanqueo de capital con fines extremistas o delictivos. Proteger a los menores ha sido una cuestión posiblemente olvidada, ciertamente en comparación con la atención que reciben los 2 riesgos anteriores asociados al juego. Se ha demostrado inequívocamente en los últimos 30 años que la influencia de personas famosas, especialmente deportistas, puede tener un impacto profundo y seminal en esta población, la más vulnerable.

Aumentar la accesibilidad y disponibilidad de los juegos de azar en línea ha supuesto un aumento inevitable de las posibilidades de que los menores se vean influidos para jugar o participar en actividades relacionadas a pesar de la normativa ya en vigor. El juego en línea también es prematuro en Ontario y la regulación posterior a su inauguración es un factor que podría determinar en gran medida su éxito. Así lo puso de manifiesto Paul Burns, presidente y director general de la Asociación Canadiense del Juego, quien declaró:

Es prácticamente imposible que los menores apuesten en línea. No pueden crearse una cuenta a menos que presenten un documento de identidad verificado.

Aunque esto es así en todo el sector, no ha impedido la participación de menores en actividades de juego. En una encuesta realizada por la Comisión del Juego del Reino Unido (UKGC) a finales de 2022, se descubrió que un asombroso 31% de las personas de entre 11 y 16 años gastaron su propio dinero en juegos de azar en los 12 meses anteriores. En la misma encuesta, se descubrieron cuestiones que sin duda apoyarían la regulación propuesta de la publicidad del juego. Muchos participantes menores de edad estaban siendo influenciados para que creyeran que el juego era algo “entretenido” y una parte significativa era muy susceptible de ser influenciada declarando que no estaban seguros de cómo sentirse respecto a tales actividades. Aunque tal vez no se trate de un caso tan grave en Ontario, la influencia o incluso la manipulación de la percepción del juego hacia los jóvenes podría conducir sin duda a una mala comprensión de los riesgos una vez alcanzada la mayoría de edad, junto con otros muchos riesgos relacionados con la ludopatía que podrían derivarse fácilmente de experiencias vividas desde una edad temprana.

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